obras mas importantes de miguel angel asturias

Hombres de maíz
Su obra maestra, según muchos, y la máxima expresión del citado realismo esHombres de maíz. En el año 1949 fue cuando vio la luz este libro en el que se denuncia de manera directa cómo el capitalismo o la globalización han hecho daño a las tradiciones más ancestrales y a las costumbres más arraigadas de su país, arrasándolas en algunos casos.
Símbolos, instantes oníricos o efectos musicales dan cuerpo y sentido a este trabajo que, a día de hoy, sigue siendo tomado como un referente dentro de la literatura universal.
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El señor presidente

A lo mejor es por la condena implícita en sus puntos suspensivos. «...¡Alumbra lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre!», empieza Asturias, como diciéndonos que esta realidad que presenta en su novela, nos viene desde siempre. «Kyrie eleison...», termina, para insinuarnos que la tragedia nos sobrevivirá por los siglos de los siglos. 

O porque, independientemente de sus referencias históricas, nos muestra un imaginario en el cual reconocemos algunos de nuestros mitos más íntimos. Un dios que todo lo ve, un arcángel, su favorito, y una Virgen intercesora. Sin embargo, donde Dios es un Señor Presidente cruel y sanguinario, el arcángel, «bello y malo como Satán», se subleva, no por soberbia sino por amor, y por ello es desterrado al infierno de los calabozos. Y la intercesión de la Virgen, lejos de salvar, condena. Un mundo en apariencia al revés, pero que probablemente sea un retrato más fiel del lugar en donde vivimos. 

O pueda ser porque este libro tiene eso, tan difícil de explicar, que tienen las grandes obras: la particularidad que invita al lector, a pesar de los años, los territorios o las lenguas, a construir universos en los que se descubre a sí mismo. 

Sea como fuere, El Señor Presidente continúa siendo espejo y oráculo, invitación y reto. Una lectura imprescindible para Guatemala y necesaria para el mundo. 
EL SEÑOR PRESIDENTE
Viernes de dolores

La vida que llora a la muerte en los bares cercanos al Cementerio General es el punto de partida para esta novela de estructura caracolesca, en la que el Viernes de Dolores y la relación entre Tantanis y Ana Julia son la excusa de Miguel Ángel Asturias para desnudar el poder, la necesidad de poseerlo, de retenerlo, de denunciar a aquellos que lo ejercen y abusan de él en todos los estratos y espacios sociales. Asturias retrata el alma de esta sociedad. Un alma compuesta por miles de almas. Almas sencillas, almas mezquinas, almas angustiadas, manipuladoras, enamoradas, almas humanas.

El muro del cementerio. Cal y llanto. Cal y llanto. Fuera la ciudad. Dentro las tumbas. Cal y llanto. Cal y llanto. Además de contar historias y personajes, el lenguaje en Viernes de Dolores produce imágenes, sonidos, olores, sensaciones, pensamientos que permiten que el lector se sitúe y viva, goce, sufra las escenas, que sienta el paso lento o veloz del tiempo y de la gente, que quiera intervenir en los diálogos.

Con esta novela los académicos de las letras delirarán con los guiños autobiográficos del autor; los estudiosos de la historia, la política y la sociología encontrarán un retrato del cotidiano, del pasado pero también del presente; y los lectores comunes, aquellos que leen por placer, podrán escuchar el zumbido de las farolas colgadas en la puerta de la necrópolis, zumbar al que siguieron minúsculos rayos de tempestad entre carbones chisporroteantes y más pronto que luego, el estallido encendesente de la luz blanca, lechosa, sin ojos.
VIERNES DE DOLORES
Viento fuerte

En Viento fuerte (1950), la novela que abre su trilogía bananera, Miguel Ángel Asturias construye el mito de la revolución guatemalteca (y americana). En los tres registros de la novela encontramos la causa, la justificación, y la gesta revolucionaria que en su épica aúna un principio mítico con un fin histórico. El primer registro que usa Asturias es el que acababa de inventar en Hombres de maíz (1949), la voz del mestizo rural, el nuevo indígena, que será el hombre nuevo de la revolución, enajenado por las prácticas deshonestas de la Tropical Bananera S.A. y sus aliados. “Embrutecido”, dice Asturias en una entrevista, privado de su “horizonte espiritual” para explotar su trabajo. Este nuevo indígena, echado de sus tierras, victimizado, que buscó subsistencia en el calor insalubre de la costa, terminó atrapado por el monopolio, esclavizado, tísico, sifilítico, alcohólico, con el alma alterada como el paisaje. Paralelamente conocemos a los estadounidenses, aliados con la oligarquía corrupta, aislados en sus búngalos, y dirigiendo la empresa desde sus palacios del norte, todos narrados con un realismo que a veces es Frank Norris y a veces Scott Fitzgerald, que nos muestra el lejano imperio verde del dinero, el mundo de aquellos que se benefician del fruto de la tierra sin trabajarla. La solución que se ofrece es el sacrificio de la revolución. Harto, Hermenegildo Puac se sacrifica por la liberación, para que el Chamá Rito Perraj, que trasciende al tiempo, invoque la fuerza mítica de la naturaleza en una liturgia que es a la vez mural maya y pancarta socialista. La destrucción apocalíptica que produce el huracán de la revolución es también el retorno al equilibrio.
VIENTO FUERTE

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